Opinión

Qué mal plan

Si EU quiere convertirse en el nuevo suministrador global de semiconductores, no lo hará en un año ni en dos, por lo que el subsidio problematizará la producción de las compañías automotrices.
martes, 7 de diciembre de 2021 · 16:53

La crisis de semiconductores, generada por la disrupción de cadenas de suministro desde los países asiáticos, es la causa principal de la caída en la producción de autos nuevos y otros productos con componentes digitales, desde teléfonos hasta computadoras. Sin embargo, impacta prácticamente todo, porque vivimos en un mundo donde todo está interconectado o tiene alguna pretensión de conectividad, desde las estufas y las lavadoras hasta los relojes. Por eso, por la dependencia de todos los bienes a usar semiconductores, su escasez es uno de los factores inflacionarios generales.

Estados Unidos está lidiando con este problema de manera errática 

Sobre todo, destaca la intención del presidente de ese país, Joe Biden, de subsidiar la compra de autos eléctricos fabricados ahí mismo. En el papel, parece una idea no tan mala: incentiva el viraje de los consumidores a automóviles que no gastan gasolina, y por ende le da puntos en el tránsito hacia las energías limpias, a la par que reduce la dependencia del país a combustibles fósiles. Eso en la teoría, porque en la práctica adolece de la visión sistémica requerida para ver el tema en su complejidad.

Primero que nada, esa propuesta de subsidio va acompañada de una solicitud de recursos de 52 billones de dólares para que se impulse “la investigación y producción” de chips en Estados Unidos, porque los autos eléctricos necesitan para su producción el doble de los autos de gasolina, ahorita no hay, y cuando haya, la movilidad de los norteamericanos no estará a merced de los Rusos y Árabes que tienen la gasolina, sino  a merced de Taiwán, China y Corea, que son los que tienen los chips. Si Estados Unidos quiere convertirse en el nuevo suministrador global de semiconductores, no lo hará en un año ni en dos, así que el subsidio no tendrá más efecto que el de problematizar la producción de las compañías automotrices. No es un buen plan.

En segundo lugar, es directamente contradictorio con la creación de un frente común norteamericano para hacer frente a la expansión comercial de China, que se supone es la prioridad del bloque regional durante esta administración demócrata (y de las dos anteriores). Esto se debe a que los principales países afectados por este incentivo fiscal discriminatorio son México y Canadá. Hay más de 20 países que ya presentaron una queja formal en el Congreso de EU, pero somos los socios del T-MEC los que más argumentos tenemos para alegar la violación del tratado comercial. Es decir, a corto y a mediano plazo, esta medida no fortalece ni a EU ni a sus aliados, sino directamente a los gigantes asiáticos. Es un pésimo plan.

Las autoridades mexicanas, específicamente la Secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, hizo un posicionamiento firme sobre la posibilidad que tiene nuestro país de imponer medidas comerciales sancionatorias a productos estadounidenses, si se materializa el subsidio a los eléctricos. Esto se conoce en derecho internacional público como retorsión, y es una herramienta lícita y legítima de las relaciones exteriores. Al menos es una nota positiva, que nos recuerda lo mucho que ha cambiado México en medio siglo, al ser un componente esencial, y no un mero consumidor pasivo, de la economía regional.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @AnaCecilia_Rdz

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