San Cristóbal: el más mágico de los pueblos mágicos

viernes, 29 de marzo de 2019 · 08:10
Twitter: @CLopezKramsky  El 31 de marzo de 1528, Diego de Mazariegos fundó lo que hoy se conoce como San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. A 491 años de su fundación, la ciudad es un verdadero icono del sincretismo cultural que se ha amalgamado con el paso de los siglos. El mundo cabe en San Cristóbal porque San Cristóbal abraza al mundo con calidez. Viajeros de todas las latitudes imaginables han caminado por sus calles de laja y sus callejones empedrados; los rojos techos de teja siguen escurriendo la brisa de la mañana hacia todo aquél que osa caminar por las estrechas banquetas de piedra. La ciudad vibra con el deambular de su gente y erige su identidad a través de la incansable voluntad indígena que la nutre. San Cristóbal es historia viva, es perpetua melodía y es una luz que brilla con la fuerza del pasado e ilumina el futuro. En San Cristóbal aún pululan las efigies de aquellos que lograron labrar su tiempo y moldearon una idea común desde la diversidad. No hay una parcela de lo humano que no haya sido tocada en San Cristóbal; desde la cosmovisión propia de los pueblos originarios, pasando por el cultivo de la cultura, hasta la rebelión y lucha contra la opresión que perdura casi 500 años después haberse erigido, en la ciudad cohabitan las más diversas interpretaciones del universo, de lo místico, de lo físico y de lo metafísico. Muchos, al pensar en San Cristóbal, imaginan una ciudad como otras; un conglomerado de piedras, adobe y madera; pero quien se ha sumergido en su cielo nublado y se ha empapado en la estela de humedad que carga su aire frío, entiende que San Cristóbal es inmaterial y omnipresente. Quizá sea por eso que quien ha ido a San Cristóbal alguna vez en su vida, la lleva por siempre consigo como un tatuaje indeleble, tal vez, incluso, impregnada por mucho tiempo después de que la vida terrenal se le termina. 491 años de historia y de historias que se concatenan para formar el gran hilo del discurso siempre rebelde, siempre reaccionario, siempre fugaz, pero también siempre esperanzador. La contradicción es inherente a San Cristóbal porque no puede construirse una síntesis sino es a través de la conciliación de los opuestos. Esas antípodas son las que han construido los muros que hoy sostienen la ciudad: religión y revolución; valores y liberalismo; indigenismo y globalidad; historia y futuro; pobreza y desarrollo; materia e inmaterialidad. El universo y el plano terrenal se juntan en un punto geográfico de los Altos de Chiapas, ahí, Dios quiso regalarnos un pedacito del paraíso y nació “SanCris”, como le decimos de cariño. No hay palabras para describir a San Cristóbal y hacerle plena justicia. Las maravillas que se experimentan en ese valle aún no tienen vocablos que puedan narrarlas; hay que inventar y reinventar nuestro entender a cada paso, con cada suceso histórico que permanece vivo en sus esquinas, en sus parques o en sus coloridas casas centenarias, y eso solo puede ser un dechado de magia en el más mágico de los pueblos mágicos. Justo como regalo de aniversario, la Revista México Desconocido ha anunciado que San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, ganó el premio al Mejor Pueblo Mágico 2019, que se entrega después de un periodo de encuestas realizadas entre los lectores de dicha publicación, tendente a distinguir lo mejor de México en materia de turismo, gastronomía y experiencias. Hay que visitar Chiapas, pero en especial, hay que visitar San Cristóbal de Las Casas y felicitar a su gente por la distinción que obtuvieron por parte de la Revista México Desconocido; se los recomiendo; créanme, no se van a arrepentir, pero lleven un espacio adicional en el corazón para que guarden y lleven con ustedes por siempre los recuerdos de esa tierra (mi tierra).

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