CJNG

CJNG, riesgo de un ascenso vertical

"Desde su fundación y emancipación del Cártel de Sinaloa, el CJNG se ha expandido desplegando vistosos actos de violencia".
miércoles, 2 de enero de 2019 · 08:10

Twitter: @MauricioAceves

La Fiscalía General de Estados Unidos designó cinco organizaciones criminales y terroristas de alcance transnacional como prioritarios, cuatro de los cuales son originarios de Latinoamérica (MS-13, El Salvador; Cártel de Sinaloa, México; Cartel Jalisco Nueva Generación CJNG, México; y el Clan del Golfo, Colombia)  y uno más de Medio Oriente (Hezbolláh, Líbano), hecho relevante puesto que probablemente represente el principio de un traslado del centro de gravitatorio de las preocupaciones de la seguridad internacional a América Latina.

Acto consecuente, la Drug Enforcement Administration (DEA) duplicó la recompensa por Nemesio Oseguera Cervantes, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación a $10, 000,00.00 USD, convirtiéndose en el segundo más buscado, sólo detrás de Rafael Caro Quintero (recompensa de $20, 000,00.00 USD), quién según la propia DEA es uno de los principales jefes del Cártel de Sinaloa (afirmación difícil de sostener), organización que tiene las mayores ramificaciones de distribución en EE.UU., controlando la oferta de narcóticos en ciudades como Denver y Chicago.

Durante el S. XX las actividades de las mafias narcóticas entre más pasaran desapercibidas y entre menos se entrometiera el gobierno era mejor para el negocio, sin embargo, el comportamiento discreto se ha difuminado con el correr del siglo, ejemplo de ello ha sido el CJNG, que desde su fundación y emancipación del Cártel de Sinaloa (probablemente en 2010, anterior a ello eran conocidos como Los Mata Zetas y operaban principalmente en Michoacán y en Jalisco) se ha expandido desplegando vistosos actos de violencia, que han llegado a tener efectos disuasivos ante organizaciones rivales e incluso en instituciones de gobiernos locales.

Existe una serie de similitudes entre la bitácora del CJNG y la que Los Zetas exhibieron en el periodo 2004-2014, un camino compuesto por un auge vertiginoso y posible extinción (existen también múltiples diferencias).  Ambos grupos criminales tuvieron una expansión territorial significativa gracias al uso de la violencia indiscriminada, manteniendo una organización y una estructura óptima para proveerse de movilidad y que permite continuar operando tras la detención o abatimiento de líderes locales, frecuentemente sencillos de reemplazar.

Ambos grupos lograron tejer un sistema de alianzas con otras organizaciones criminales preexistentes y cooptaron instituciones gracias a la intimidación o al uso de la corrupción. La implementación de estrategias para poner a las poblaciones en contra de instituciones de gobierno (como el ejército o la marina) ha sido también una práctica recurrente. Finalmente la expansión tipo marabunta, ejercicio compuesto por versatilidad y grandes dosis de violencia, implicó también la diversificación de actividades ilícitas, paralelamente al narcotráfico (robo, extorsión, robo de hidrocarburos, etc.).

La suma de estas prácticas (resaltando la violencia brutal) propició que los Zetas tuvieran un descenso igual de vertical que su ascenso, puesto que se convirtieron en un objetivo prioritario para la pasada administración y organizaciones rivales. La misma naturaleza que posibilitó su expansión acelerada fue la que los condenó.

Le han bastado poco años al CJNG para convertirse en una amenaza desestabilizadora a la seguridad en México y para ser reconocido como un objetivo hemisférico, resultado de un leve paralelismo con el que Los Zetas escribieron años atrás.

La fama suele ser el ataúd de los grupos criminales, el bajo perfil el mejor blindaje.

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