Cultura

Ignacio Zaragoza y su triste historia de amor antes de triunfar en la Batalla de Puebla

Desponjándose de una parte importante de él en su vida, el Gral. Ignacio Zaragoza vivió una trágica historia de amor que lo destrozó por completo.
sábado, 30 de abril de 2022 · 16:15

Siendo reconocido como el héroe de la batalla de Puebla, el Gral. Ignacio Zaragoza vivió uno de llos momentos más dolorosos en su vida tras perder al amor de su vida tras un trágico suceso por lo que su vida amorosa se tornaría bastante gris y sombría dejando una fuerte marca de dolor en su persona en los siguientes años de vida, el famoso héroe de México tendría que pasar un momento de incertidumbre ante sus sentimientos de amor, afecto y confianza hacia las personas a su alrededor durante un largo periodo.

Los inicios de Ignacio Zaragoza

Ignacio Zaragoza nació en el poblado de Bahía del Espíritu Santo entre el estado de Coahuila y Texas por lo que creció dentro de una cultura bastante patriótica y con mucho amor por su país por lo que en el año de 1847 durante la invasión de Estados Unidos a México el jóven decidió enlistarse en el ejército, desafortunadamente en esa primera ocasión fue rechazado, dejando un gran vacío ya que no podía imaginarse lejos del frente de batalla.

Fue durante la Revolución de Ayutla en contra de Antonio López de Santa Anna que Ignacio Zaragoza decidió unirse al movimiento y en el año de 1853 se unió al ejército de Nuevo León con el rango de sargento por lo que cuando su regimiento fue incorporado al Ejército Mexicano finalmente fue promovido a capitán del batallón.

En su tiempo dentro de Nuevo León, Ignacio Zaragoza conoció a quien más adelante se convertiría en el amor de su vida, Rafaela Padilla, hermana de uno de sus más entrañables amigos Marcelino Padilla con quien había logrado crear una estrecha relación por lo que durante una de sus visitas Ignacio Zaragoza no pudo evitar quedar cautivado con la belleza de la hermana de su amigo quien desde el primer momento le robó el corazón y lo llevó a pensar en un fuerte futuro juntos mucho antes de siquiera poder cruzar una palabra con ella.

El amor de Ignacio Zaragoza y Rafaela Padilla

Tras una breve introducción con todo el respeto de Marcelino Padilla, Ignacio Zaragoza comenzó a cortejar a Rafaela Padilla para demostrarle que sus sentimientos eran verdaderos y que siempre iba a procurar por ella ya que el amor que le tenía era bastante grande y profundo debido al flechazo que tuvo el primer día que la conoció y que hasta ese momento lo había motivado para seguir peleando por su amor ante cualquier circunstancia.

Finalmente Ignacio Zaragoza pidió la mano de la jóven con la esperanza de poder pasar el resto de su vida juntos después de un tiempo compartiendo buenos momentos por lo que cuando la madre de Rafaela Padilla aceptó el matrimonio la boda comenzó a planearse de manera inmediata.

La boda se llevaría a cabo 21 de enero de 1857, en la Catedral de Monterrey, sin embargo los planes se vieron estropeados debido a al surgimiento de una rebelión de la facción conservadora en San Luis Potosí por lo que Ignacio Zaragoza fue comisionado para acudir y combatirla dejando a su prometida y a la boda por lo que su hermano Miguel Zaragoza fungió como representante para que la ceremonia se llevara a cabo.

Las tragedias tras el matrimonio

Viviendo momentos de incertidumbre, la desgracia golpeó al matrimonio con las muertes de sus dos primeros hijos, Ignacio y Estanislao quienes murieron prematuramente, solo su pequeña hija Rafaela pudo tener una vida normal junto a su madre ya que Ignacio Zaragoza nunca se encontraba presente por permanecer en el campo de batalla.

Lamentablemente para el matrimonio su amor se vería interrumpido mientras el Gral. Ignacio Zaragoza se encontraba preparando al Ejército de Oriente para hacerle frente al poderoso Ejército de Francia, su esposa Rafaela Padilla murió el 13 de enero de 1862, de lo que parece ser una pulmonía, dejando el matrimonio en tan solo 5 años de duración.

Se piensa que con la muerte de Ignacio Zaragoza finalmente ambos pudieron vivir la vida eterna felices que estaban esperando desde el primer día que se conocieron.