Opinión

Los clubes cannábicos

El uso de cannabis en México sigue siendo sectario, selectivo, y el marco de una política prohibicionista sigue latente.
martes, 14 de septiembre de 2021 · 17:05

Un club social de cannabis es un tipo de organización no gubernamental creada para la producción y distribución de cannabis y sus derivados. Este concepto ha sido utilizado por la organización no gubernamental COALICIÓN EUROPEA PARA UNA POLÍTICA DE DROGAS JUSTA Y EFICAZ (ENCOD) para referirse a una propuesta alternativa a la situación legal actual que regule la producción, posesión, distribución y consumo del cannabis.

Esta propuesta que a nivel mundial ha sido reproducida en diferentes países ha sido adoptada dentro de la ley mexicana que regulará el uso adulto de cannabis. De acuerdo a la normatividad que se plantea para la regulación de cannabis en nuestro país, los clubes mexicanos deberán tener un mínimo de 2 y un máximo de 20 personas asociadas, estar registrados, contar con un código de ética y un plan de reducción de riesgos en el consumo, podrán cultivar hasta cuatro plantas al año por cada persona socia, y tendrán derecho a realizar las labores de cultivo, cosechado, producción de derivados, dispensación y consumo.

Este tipo de Asociaciones Cannábicas pretenden ejecutar la labor de abastecimiento y distribución de marihuana, independientemente a que su uso responda a fines terapéuticos o lúdicos.  Al constituirse en la figura de Asociación deberá contar con requisitos legales como el de la mayoría de edad para los socios, no tener como objeto social actividades lucrativas, y tener registro ante la Autoridad competente.

Al respecto de los clubes cannábicos, Guiomar Redondo, responsable del departamento jurídico de Proluco Abogados & Economistas, explica que “es necesario analizar caso a caso la legalidad o no” de estas asociaciones. “Los tribunales conjugan diversos aspectos, si bien las cantidades incautadas suelen ser determinantes”. La Confederación de Federaciones de Asociaciones Cannábicas (CONFAC) recomienda que la dosis máxima a repartir a cada socio sea de “tres gramos al día”, debiendo realizarse la distribución en cantidades pequeñas para evitar la desviación a terceras personas. En cuanto al cultivo, “para que no se generen conductas punibles, es necesario que la cantidad producida vaya en línea con los límites cuantitativos de consumo señalados” para cada miembro”.

Es un hecho fehaciente que el tema de uso de cannabis a nivel mundial ha sido atendido ante el reclamo del sector de usuarios de esta planta, cuyo grito activista ha resultado para llamar la atención de las autoridades y cimbrar lo suficiente para establecer una base normativa que, en un principio, prometía ser innovadora y eficaz para la regulación y despenalización del uso de la planta, sin embargo, las lagunas son inmensas en el ámbito de lo legal, y el ejercicio legislativo no ha alcanzado la pretensión original.

El uso de cannabis en México sigue siendo sectario, selectivo, y el marco de una política prohibicionista sigue latente. La falta de información, la parcialidad con la que se aborda el tema y la indecisión de las Autoridades respecto de la legalización del uso lúdico y medicinal de cannabis de manera clara y precisa, conlleva el riesgo de que todo ejercicio para un uso responsable tienda al fracaso.

La decisión depende de cada individuo, el uso responsable atiende a diversos factores, necesidades, y al ejercicio de un pleno derecho al desarrollo de la personalidad de manera informada, un club cannábico, igual que un bar atenderá las preferencias que por libre albedrio sus asociados elijan.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @PaolaRodc31

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