Opinión

4T: Para no ser lo mismo, salieron muy iguales

Ni el “culiacanazo”, los feminicidios o la pésima gestión de la pandemia han levantado tanto repudio como la reciente tragedia del metro.
domingo, 9 de mayo de 2021 · 17:46

La crisis política ha tocado las puertas de la Cuarta Transformación. El colapso de un paso elevado de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México que dejó un saldo de al menos 25 fallecidos y 79 heridos, ha centrado los reclamos de la ciudadanía sobre la actual administración. Políticamente, nadie lo vio venir. En términos técnicos, no fue una tragedia, fue negligencia y corrupción de las autoridades capitalinas. Los reflectores apuntan a los funcionarios y contratistas que construyeron la línea no hace más de diez años: Marcelo Ebrard, Mario Delgado y Carlos Slim, así como Miguel Ángel Mancera y Claudia Sheinbaum, quienes desde sus cargos al frente de la capital durante los últimos años debieron brindar un adecuado mantenimiento. El problema es que, con excepción de Mancera, todos ellos pertenecen a la primera línea de la 4T.

Es bien cierto que el presidente Andrés Manuel López Obrador resulta ajeno a todo esto. Sin embargo, también es innegable que el obradorismo, como principal fuerza política en la CDMX, no ha soltado la dirección política de la capital desde hace más de 20 años. Los detractores del gobierno señalan que esta tragedia sucedió en el momento indicado para que la ciudadanía realice un voto de castigo contra el obradorismo este 6 de junio. No reparan en que para que una fuerza política pueda arrebatarle espacios de poder a la 4T, sería necesario revivir a los partidos que históricamente han sido los autores de las mayores tragedias, actos de corrupción y negligencia que ha vivido el país. Partidos que aún cargan con el repudio de la ciudadanía y cuyas gestiones abrieron el paso al gobierno de excesos y sin contrapesos que hoy día es el obradorismo

Como si de una burla a nuestra memoria se tratara, la rapiña política no se ha hecho esperar y desde la oposición los partidos se llenan la boca denunciando la negligencia de las autoridades de la ciudad. Tal fue el cinismo de un par de diputados de Acción Nacional, quienes, con toda intención de lucrar con la tragedia, posaron para la foto frente a los vagones del metro que aún colgaban de la estructura para hacer campaña política disfrazada de una denuncia penal contra los responsables. Exigen justicia para las víctimas y se cuelgan de su dolor. Olvidan que son peores que los que están ahora. Si la oposición está moralmente derrotada como dijo alguna vez el presidente, la 4T acaba de llegar a su punto de quiebre.  

Ni el “culiacanazo”, los feminicidios o la pésima gestión de la pandemia han levantado tanto repudio como la reciente tragedia del metro.

Porque en el primero, elementos del Ejército dejaron escapar a Ovidio Guzmán para salvar las vidas que su cártel en represalia amenazaba en Sinaloa; porque en el segundo, la violencia feminicida no justifica la violencia de quienes incendian monumentos en demanda de justicia;  porque en el tercero, las muertes de la pandemia son de aquellos que no se cuidaron y salieron a vacacionar. Todo siempre tuvo justificación, ¿y ahora?

Existe un sentimiento de hastío entre la opinión pública hacia todos los partidos. Una repugnancia contra toda la clase política. Cual sea la decisión que tome la 4T: impunidad o sacrificio de sus principales cuadros, dos de ellos posibles candidatos presidenciales, el obradorismo como fuerza política llegó a un punto de inflexión del que difícilmente saldrá sin perder adeptos. La retórica del gobierno que divide a los viejos partidos políticos de la supuesta “Cuarta Transformación” se disipa cada vez más.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @Yancarlo_UNAM

 

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