Opinión

De partidos, grupos y familias

Nuestra izquierda real, a la mexicana, es un autoritarismo cursi y resentido con visos cardenistas. Y es así desde Cárdenas.
lunes, 3 de mayo de 2021 · 19:31

No debe extrañar que los políticos mexicanos brinquen de un partido a otro, y hayan portado todos los colores del arcoiris a lo largo de su carrera. El sistema de partidos en México siempre ha sido permeable, y las ideologías que sostienen, bastante acomodaticias. Durante dos décadas se suponía que el PRD era la izquierda, el PAN la derecha y el PRI un centro maltrecho, pues lo era solo por exclusión. Estas coordenadas del espectro político tenían cierto sentido, puesto que es ridículo hablar de una sola izquierda o una sola derecha, partiendo de tipos ideales que no se adecuan a la historia del país que se estudie; si nos ponemos muy puristas, como izquierda solo podría calificar un partido jacobino o uno compuesto únicamente de profesores de la UAM, de los que siguen leyendo El Capital como si fueran las sagradas escrituras. Pero no, nuestra izquierda real, a la mexicana, es un autoritarismo cursi y resentido con visos cardenistas. Y es así desde Cárdenas.

¿Y qué es la derecha? ¿El fascismo nacionalista de los italianos o esa turba mea sotanas carente de sentido del ridículo que es Vox, en España? Si es alguna de esas, entonces aquí no tenemos una verdadera derecha. Pero como por razones discursivas e históricas alguna había que tener, entonces nos conformamos con los empresarios panistas que van a misa, o con quien el presidente diga, según como venga de cargada la semana. Hay cierta legitimidad histórica también en llamar derechistas a los gobiernos priístas de Miguel de la Madrid, Salinas y Zedillo, porque las reformas económicas que instrumentaron estaban alineadas al consenso de Washington que impusieron Ronald Reagan y Margaret Tatcher, conservadores anti - estatistas de cepa.

Todo lo anterior no es tan absurdo como podría pensarse, porque izquierda y derecha, por sí solas, no significan nada, no son útiles para explicar ninguna realidad concreta, y en todo caso son asunto de doctorandos ociosos. Para que la geometría política sirva de algo, hay que partir de un centro real, y ese siempre tendrá lugar, tiempo y circunstancia. Por eso la izquierda mexicana es tan izquierda como la rusa, siempre que no se intente con cada una explicar otras tradiciones.

Pero en México hay un elemento adicional, que también parte de nuestra historia particular. El sistema de partidos plural se creó en nuestro país como una simulación, porque de un lado estaba el PRI, que ganaba todos los cargos a todos los niveles, y de otro el PAN, que durante sus primeras décadas de historia ni esperaba ni quería ganar ningún cargo público, y prefería ser un grupo de presión que pudiera representar los intereses económicos y morales del conservadurismo anti revolucionario. Durante varias décadas inclusive fue a instancia del PRI que se crearon nuevos partidos pequeños para dar la impresión de pluralidad y quitarse el estigma de partido único que durante la guerra fría tenían los gobiernos comunistas. Pero lo que siempre ha habido en México son grupos, equipos y, sobre todo, familias políticas. Son estas unidades sociales las que luchan por el poder en las regiones de México, negocian con los actores relevantes y mantienen influencia transexenal. Y por eso, porque cuidan intereses de grupo, de proyecto personal o de familia, no importan los colores, ni importan las siglas.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @IsraelGnDelgado

 

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