Opinión

Políticas de drogas en la era COVID-19

domingo, 31 de mayo de 2020 · 18:40

Twitter: @jonasartre

Durante esta larga fase de cuarentena y emergencia sanitaria derivada por el COVID-19, las políticas de drogas a nivel global y local han experimentado, permanencias, contradicciones e impasses, por ejemplo, en México se detuvo (afortunadamente) la discusión sobre el dictamen para la regulación sobre cannabis. Así mismo, las discusiones de alto nivel en la Comisión de Estupefacientes sobre la reclasificación de cannabis también fueron pospuestas, aunque esta decisión no fue directamente atribuida a la emergencia sanitaria, convenientemente se suspendieron algunas reuniones de alto nivel en el sistema de fiscalización internacional.

En este orden de ideas, los sistemas estatales restrictivos pusieron énfasis en el control de drogas, habría que señalar que, una de las grandes desarticulaciones de las propuestas emitidas en campaña con la realidad operativa, en el gobierno de la 4T ha sido, la continuación del régimen militar para el control del tráfico ilícito de drogas. Hace unos días en las comunicaciones de la Guardia Nacional se podía observar a un canino rastreador junto a unos paquetes de marihuana incautados en una zona fronteriza de México, con la frase “Paz y Justicia”, cuando el lema de campaña fue “abrazos no balazos”.

Este pequeño ejemplo, puede darnos cuenta de las permanencias, contradicciones e impase de las políticas de drogas, en especial las del control del cannabis, mientras que en la cámara de senadores se discutieron a principio de año propuestas y opciones regulatorias, el mandato institucional de las agencias de seguridad sigue bajo el esquema prohibicionista de la incautación y persecución.

Prevención en la 4T

En este mismo orden de ideas, la comunicación oficial sobre los sistemas de prevención, salud pública y tratamiento también han sido poco afortunadas, si bien, el titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones, Gady Zabicky, ha participado en numerosas conferencias de prensa del Gobierno Federal, las sugerencias que ha mencionado, basadas en el abandono del consumo son poco realistas, aún y cuando algunas de las comunicaciones institucionales sugieren un consumo responsable y moderado, este tipo de mensajes dobles han sido constantes durante la cuarentena.

El complejo escenario derivado por la epidemia de COVID-19, puso en perspectiva que los daños asociados a la salud por el tabaquismo, enfermedades cardio vasculares (en muchas ocasiones derivados por trastornos alimenticios) y problemas respiratorios, son factores de riesgo urgentes de mitigar, por lo que se dispusieron y fortalecieron comunicaciones y campañas sobre vida saludable y prevención del consumo problemático, sin embargo, estas han sido poco difundidas o como mencioné anteriormente son contradictorias. Por ejemplo, los sistemas de tratamiento para desórdenes por consumo de drogas son costosos, de dudosa reputación y en muchas ocasiones las personas son internadas de manera involuntaria.

Mientras que, el consumo de sustancias como alcohol, tabaco, productos de nicotina y medicamentos controlados representan un potencial riesgo debido a que, al ser legales tienen mayor disponibilidad y baja percepción de riesgo. Conviene subrayar, que en algunos lugares de país, personas tuvieron contacto con productos del mercado clandestino, provocando una crisis de alcohol adulterado con casi 150 muertos en los últimos meses y por otra parte hay un crecimiento exponencial de consumo de ansiolíticos y nicotina en dispositivos electrónicos, que sin la adecuada información los usuarios pueden sufrir graves consecuencias a su salud.

A modo de conclusión, señalaría que se deben seguir abogando por esquemas de reconocimiento a la individualidad y libertad de los usuarios de drogas con la integración de respeto pleno a sus derechos y estrategias de reducción de daños así como de prevención y fortalecimiento del tratamiento para quien lo necesite, con políticas que eviten los estereotipos, fomenten el trato igualitario y el reconocimiento que no todo uso es abuso y sobre todo eliminando la propuesta punitiva y policial como primer respondiente.

 

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