La antesala del 2021

Twitter: @YessUrbina

Este domingo hubo elecciones en los estados de Hidalgo y Coahuila, pese a que se presumió que hubo un “récord” al solo haber una denuncia ante la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, en redes sociales se reportaron diversos incidentes que iban desde las amenazas con armas largas, la evidente compra de votos y hasta desaparición de personas.

Con todo y estos hechos tan lamentables, los resultados arrojaron al PRI como el gran ganador en ambas entidades. En Coahuila con los 16 distritos y en Hidalgo con 32 de 84 municipios, podríamos pensar que con la mayoría arrasadora de Morena en 2018, pasaría lo mismo, pero la fuerza en ambos estados priístas permaneció, con todo y las viejas prácticas pero permaneció. ¿Qué nos dice esto?

En primer lugar, que la oferta política sigue siendo insuficiente, pues la participación ciudadana fue muy baja, en Hidalgo votaron apenas la mitad y en Coahuila el 40%, esto podemos atribuirlo también a las condiciones derivadas de la pandemia y las dificultades que ahora implica hacer campaña y asistir a votar, estos comicios deben servir como experiencia para reflexionar sobre las medidas sanitarias a seguir, poner gel y sanitizar podría no ser suficiente cuando hablamos de un punto de encuentro colectivo.

En segundo lugar, se dejó al descubierto la poca capacidad que ha tenido Morena de organizarse en lo local, en medio de la disputa por la renovación de su dirigencia nacional, están perdiendo la oportunidad de articularse en comunidades que les confiaron su voto en 2018. Está claro que la baja participación ciudadana también tiene que ver con su derrota, sin embargo, deja abierta la oportunidad de replantear la ruta a seguir hacia las elecciones de 2021. El efecto de AMLO pareciera desvanecerse y enfrentar un panorama donde el partido mayoritario no tiene brújula, proyecto ni organización interna afecta asbolutamente en todos los territorios donde actualmente gobiernan y aspiran a permanecer, esto se traduce en pocos resultados que conduzcan a la transformación prometida que cada día se ve más lejana.

En tercer lugar, pudimos confirmar que, con todo y la derrota de Morena, partidos como PAN y Movimiento Ciudadano están desdibujados de ambas entidades y mientras refuerzan su estrategia de golpeteo mediático, que de nada ha servido, su fuerza territorial continúa a la baja. No están ni formando oposición ni enarbolando un proyecto alternativo que incentive a la ciudadanía a salir a votar.

Por último, el Instituto Nacional Electoral necesita comportarse a la altura de la tarea que desempeña. Es absurdo que se diga que las elecciones transcurrieron en condiciones de libertad cuando hay pruebas de que no fue así, también es indigno que los Consejeros se den a la tarea de exponer “violaciones a la ley” selectivas y no en su totalidad como debería ser. La ley debe aplicarse para todos, no solo para unos cuantos a conveniencia. El órgano electoral y las autoridades que lo conforman tienen que tener presente que esta antesala, es solo una pequeña muestra de lo que nos espera en 2021 y no puede permitir que las violaciones a la ley y la violencia sigan permeando en el ejercicio democrático más importante.

A unos meses de las elecciones que marcarán historia y el panorama de desmantelamiento institucional que enfrentamos, es importante que como ciudadanía nos involucremos en lo público. Que el bajo índice de participación se repitiera en las demás entidades sería trágico, sabemos de sobra que la propuesta de proyecto de los partidos no ha cambiado, incluso se ha debilitado y se festeja que Morena esté perdiendo y el PRI triunfe, dejando en segundo plano el proyecto político, lo cual es un grandísimo error que continuará cobrando factura en el futuro inmediato y en un contexto de crisis sin precedente como el actual. Permitir que todo esto continúe propagándose es condenarnos a un retroceso, estamos a tiempo de impedirlo.

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